Todos mis amigos saben que los gatos me apasionan desde hace muchos años. Por ello, cuando alguien se ha encontrado un gato y no sabe qué hacer, le pasan mi número de teléfono para que les de una primera ayuda. Y yo lo hago encantado, faltaría más. Pero como han sido muchos los gatitos rescatados con éxito por decenas de conocidos, es el momento de plasmar en un artículo todo lo que se debe hacer (y evitar) en esta situación.
Me he encontrado un gato, ¿qué hago? Primeros pasos y errores a evitar
Lo primero es decir que encontrarse a un gato y no saber qué hacer es lo más normal del mundo. Se restriega por tu pierna sin parar, te mira con esos ojitos… ¡es imposible resistirse! Pero antes de pasar a la acción, es importante conocer cómo evitar los errores más habituales en esta situación (como darle leche de vaca) y descubrir los mejores trucos que conseguirán sacar adelante hasta al más débil de los gatitos. ¡Vamos a por ello!
Así debes actuar si te has encontrado a un gato y no sabes qué hacer
Si nunca has tenido una de estas pequeñas fieras (o tienes pero no lo has adoptado de la calle) es normal que estés en terreno desconocido. Sin embargo, cuidarlo y sacarlo adelante es más sencillo de lo que quizás te imaginabas. Y te lo explicamos con todo detalle a continuación para que no cometas los típicos errores por desconocimiento.
¿Es un gatito pequeño? Primero busca a la madre en los alrededores
Cuando te encuentras un gatito en la calle es normal pensar que está perdido o abandonado a su suerte. ¡Pero en muchas ocasiones no es así! La madre, como es lógico, tiene que dejarlos en ocasiones solos para ir a por comida con la que alimentarlos, y no sería la primera vez que cuando vuelve alguien se ha llevado a su pequeño bebé.
Para evitar que algo tan triste suceda, cuando te encuentres a un gatito en la calle tienes que dejar un margen de seguridad para ver si la madre aparece de vuelta. Por norma general nunca se van alejan más de 2 o 3 horas de la zona donde tienen a sus crías, así que si tras ese periodo de tiempo no hace acto de presencia, entonces sí estás en condiciones de contemplar la situación que tienes delante como la de un gatito que ha quedado abandonado a su suerte. Pero nunca en el primer instante y sin dar un margen de seguridad.
Si el gatito tiene los ojos cerrados o incluso puedes notar su cordón umbilical, entonces no tendrá más de una semana de vida. En esa situación necesitan calor constante y alimentación cada 2-3 horas con leche maternizada (que contenga calostro). Su supervivencia depende de tu rapidez al actuar: ¡dale calor y acude al veterinario lo antes posible!
Ofrécele cuanto antes agua y comida
Probablemente tendrá sed, así que dispón agua templada (nunca fría) en un cuenco lo más plano posible (o llénalo hasta arriba si es profundo) para que pueda beber cómodamente. Recuerda que los gatos no son buenos bebedores, lo hacen recogiendo el agua con la lengua y cuanto más profundo tengan que meter la cabeza para hacerlo, más les costará. Además, cuanto menos edad tienen, más les cuesta. Pónselo fácil, por favor.
El segundo elemento en orden de importancia es la comida. Aquí es donde entra en juego la mal llamada «sabiduría popular». Muchas personas, con toda su buena intención, ofrecen leche al gato para alimentarlo. Y el animal la toma encantado. ¡Qué gran error por todas las partes! Los gatos son intolerantes a la lactosa y, si le das leche de vaca, le provocarás una diarrea fuerte que podría tener consecuencias fatales.
Si no tienes pienso para gatos en casa no te preocupes. Coge un bol y mezcla un par de latas de atún con un poco de arroz blanco cocido. Es una mezcla irresistible y nutritiva para cualquier felino que le aportará todo lo que necesita. También puedes darle pollo u otra carne, pero asegúrate de desmenuzarlo lo máximo posible para facilitar su ingesta.
Este truco tiene sentido hasta que puedas conseguir un alimento específico para gatos. A partir de ese momento, dale el alimento formulado y deja que coma todo lo que quiera los primeros días, pues a buen seguro necesitará poner a punto sus defensas y recuperarse de la calle. Incluso puedes añadirle un poco de mantequilla derretida al pienso para que se le haga más apetitoso si cabe y le de un aporte extra de vitaminas. Eso sí, cuando pasen 1 o 2 semanas, hay que darle la ración de calorías que toca pues de lo contrario engordará más de la cuenta y eso tampoco es bueno para su salud.
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Arena
No importa que un gato de la calle sea pequeño y/o nunca haya usado un arenero. Aparte de que son más listos que el hambre, su instinto es muy fuerte en este aspecto y tan pronto vea que puede mover la arena con su patita, entenderá que es el sitio indicado para hacer las necesidades.
Esto quiere decir que por tu parte solo tienes que facilitarle una caja de plástico con un tamaño suficientemente amplio (de forma temporal, ya habrá tiempo para comprar un arenero en condiciones más adelante) y una arena mismamente del supermercado (de nuevo, puedes comprar una arena de la calidad adecuada si te lo quedas, esta es para salir del paso). ¡No necesita nada más!
Si el gatito tiene unas pocas semanas de vida, un truco para ayudarlo a defecar es ponerlo sobre la arena y frotarle un poco el ano con un algodón humedecido con agua. Funciona de perlas.
Es aconsejable situar el arenero a una distancia de varios metros con respecto a la comida y el agua por motivos obvios de higiene. Además, el propio gatito te lo agradecerá, ya que su olfato es muy potente y odian cuando se mezclan estos dos olores.
Llama y pide cita en el veterinario para una primera revisión
La revisión con el veterinario es innegociable y solo se debe posponer hasta que tengas un transportín para llevarlo. En cuanto el transporte no sea un problema, llamada al «vete» de turno (pregunta a amigos o familiares por los que te recomiendan en tu ciudad) para que le echen un buen vistazo.
En la clínica primero harán una lectura de microchip por si fuese un gato perdido y fuera necesario iniciar el protocolo de contacto de sus dueños legales. No es habitual en este tipo de situaciones, pero puede pasar. Después toca hacer las comprobaciones de siempre sobre parásitos, leucemia felina (FeLV) e iniciar, si corresponde, el proceso de vacunación y/o castración. Cada caso es único en función de la edad del minino y el profesional te guiará a la perfección, no te preocupes.
¿Problemas para meter al gato en el transportín? Si está asustado es normal. Ponle un poco de atún en el final del mismo, es tan irresistible para ellos que inevitablemente entrará dentro. Y cuando eso pase, simplemente ciérrale la puerta y directos a la clínica. ¡Es una pequeña pero necesaria mentirijilla!
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Habilita una zona para él y crea su pequeño territorio
Los gatos son animales territoriales. Algunos lo tienen de varios kilómetros a la redonda; otros, los caseros, quizás solo del piso. Y en el caso que nos ocupa debes facilitarle la creación de una zona que sienta suya, donde se encuentre con seguridad y tranquilidad. Pero, ¿como hacerlo?
En realidad es más sencillo de lo que imaginas. Busca una esquina resguardada de la habitación de la casa donde más tiempo pases (salón, habitación, despacho…) y ponle una manta vieja o cojines donde pueda descansar y dormir con comodidad. Sitúale también al lado la comida y el agua. Y, de forma ideal, utiliza Feliway (feromonas artificiales) para acelerar su adaptación y bienestar. Funciona como si fuera magia.
Es muy importante la ausencia de ruidos molestos en su zona particular. Nada de música alta o sonidos de la calle que puedan asustarlo, eso retrasará notablemente su adaptación.
Ten paciencia, cada gato es único
Hay gatos que desde el primer momento se encariñarán contigo y no pararán de pedirte mimos, restregarse con tu pierna y perseguirte por la casa. Otros no lo harán hasta que pasen días, semanas, meses o incluso años. ¡Incluso algunos nunca lo hacen!
Cada felino es único y no debemos querer cambiarlos; ni son perros, ni se les puede tratar como tal. Respétalo tal y como es. No son animales sumisos, tienen una personalidad impresionante y tú debes entenderlos y aceptarlos, sin forzar un cambio que no llegará y que solo os perjudicará a ambos.
Eso no quiere decir que no puedas acelerar su adaptación a la nueva situación y, de esa forma, conseguir que se encuentre mejor a nivel anímico en muy poco tiempo. Juega con él, préstale atención, déjale también espacio libre para que investigue sin agobiarlo y recuerda que siempre tienes el comodín de las feromonas artificiales para acelerar su adaptación y conseguir un bienestar casi inmediato. ¡Con los gatitos de la calle es especialmente efectivo!
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Decide qué hacer con él (y asume las consecuencias)
La decisión sobre qué hacer con el gato es tuya y de nadie más, por supuesto. Pero, por mi experiencia, es importante que a la hora de tomarla tengas muy claras los pros y contras de quedarte un gato de la calle. Y si tienes amigos/familiares con mascotas, una charla con ellos también es muy recomendable de cara a valorar experiencias personales de primera mano que te puedan ayudar a decidir.
Con el objetivo de echarte una mano, recopilo para ti las 3 consecuencias positivas y negativas más comunes a las que se enfrenta un neófito en gatos (si ya tienes, probablemente las conocerás):
3 consecuencias positivas de adoptar un gato:
- Compañía y cariño: los que tenemos gato a veces no somos conscientes del bienestar y alegría que transmiten a diario. Es un privilegio tenerlos al lado. Con independencia del caracter del animal (que varía mucho según el individuo), te garantizo que tu casa será otra con un felino dentro. Y cuando te pongas a ver la tele o echar la siesta con tu amigo ronroneando al lado… ¡eso no tiene precio!
- Diversión a raudales: si Internet está lleno de videos de gatos es por algo. Son increíblemente divertidos y te lo pasarás genial jugando con él. No importa que sea con unas pelotas, una caña o a perseguiros por la casa, todos los días podéis disfrutar de largas sesiones de risas y disfrute.
- Labor solidaria: adoptar un gato es una acción con consecuencias evidentemente positivas para todos. Rescatas un animal, le das una mejor vida y contribuyes a un mundo mejor. Es así de simple.
3 aspectos negativos:
- Condicionará tu vida: un gato no es un peluche, requiere atención y cuidados prácticamente diarios, no te puedes ir semanas sin dejarlos cuidados. Menos tiempo que un perro.
- Gastarás dinero: tu nueva mascota necesita comer, jugar, usar arena limpia, estar cómoda, ir al veterinario con frecuencia y poder disfrutar de juguetes/camas por casa (aunque puedes hacer rascadores a mano para ahorrar). Implica un gasto mensual que puede ir desde los 10-15 euros hasta los 50-60 en función de la calidad de lo que compres y de los imprevistos que surjan. Cuenta con ello.
- Tus muebles y tus brazos pueden sufrir el instinto felino: por muchos rascadores que pongas por casa, sus uñas tarde o temprano se dejarán notar. Los arañazos en los brazos, alfombras o muebles aparecerán, ¡así que tenlo en cuenta!
En mi opinión y experiencia personal, los aspectos positivos pesan mucho más que los negativos. Pero un gato puede suponer un cambio drástico en la vida de una persona que no tiene o nunca ha tenido uno. Es algo que debes valorar bien y, si decides ir adelante con ello, aceptar el compromiso que te unirá a tu minino de por vida, para lo bueno y para lo malo.